jueves, 18 de febrero de 2016

Catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear • El riojano, que participa en varios experimentos del CERN, es el investigador español más citado internacionalmente

La comunidad científica lleva tiempo en estado de excitación. El pasado jueves, un equipo americano aseguró haber encontrado rastros de las esquivas ondas gravitacionales predichas por Einstein y generadas por la formidable colisión, hace 1.300 millones de años, de dos agujeros negros. La noticia ocupó las portadas de los periódicos de todo el mundo, salió profusamente en los telediarios e incluso se colocó -cosa rara- entre las historias más vistas en Internet, por encima de las habituales gracietas y de las señoritas en pelotas. Hace dos años, el descubrimiento del bosón de Higgs suscitó un revuelo todavía mayor y, ante la conmoción general, los científicos salieron de sus laboratorios y se convirtieron en inopinados poetas, sudando la gota gorda para acuñar la metáfora que mejor explicara el incalculable valor del minúsculo e inaprensible tesoro que habían encontrado. «Hace tiempo que la comunidad científica asumió que debía hacer divulgación -apunta Alberto Ruiz Jimeno-. Yo participo en el grupo de difusión del CERN y en las reuniones debatimos, por ejemplo, cuáles son las metáforas más indicadas para que el ciudadano medio comprenda la importancia del bosón de Higgs».

Embarcado en un proyecto para construir un nuevo acelerador

Alberto Ruiz Jimeno lleva media vida jugando con las partículas más diminutas de la materia: esas porciones que parecen insignificantes y que sin embargo esconden los secretos del universo. Catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear de la Universidad de Cantabria, investigador del Instituto de Física de Cantabria y habitual colaborador del CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear), Ruiz Jimeno es, según la lista elaborada por el CSIC, el investigador español más citado internacionalmente (82.904 referencias), por encima de gente como Ignacio Cirac, del Instituto Max Planck, o Mariano Barbacid.

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